18.9.08

Lo que gusta del gusto

En comentarios pasados dábamos cuenta de las dificultades de la música, pero permítanme un respiro y recordar de alguna manera el por qué de tocar y decidir lanzar el resto de uno en este medio.

Recientemente me llegó por correo un nuevo procesador de efectos y tuve que programarlo junto con lo demás de mi equipo. Qué gusto el escuchar el sonido que buscas, los detalles de efectos, redescubrir el placer de tocar. La música es por lo que está uno en estas tierras y a veces me permito una perversa reflexión cuando estoy en la calle y algo pasa. Vas en el tráfico y se te cierra un tipo y siempre pienso, o trato de pensar que el único logro de esta persona en su día, en su aburrida rutina, es lograr cerrarse o ganarte el paso o demostrarte su poder de alguna forma parecida, sin embargo pienso que no tengo la necesidad de eso, mi logro y mi triunfo personal es tocar, subirme al escenario y darme cuenta de que tengo la posibilidad de hacer música, y sólo por eso hay una gran diferencia y tengo una ventaja desde mi punto de vista. A pesar de los problemas y obstáculos, de lo difícil que resulta, ya no ser una gran banda que la gente siga, sino sólo seguir tocando; el escenario, que la gente disfrute de lo que tocas, que uno mismo goce del momento y lograr eso, es más que suficiente y paga muchas cosas que de otra manera, en un cálculo puramente contable, serían sólo pérdidas.

Tocar representa una gran parte de la vida de uno. Piensas, planeas, haces lo posible y mantienes viva la pasión y eso te mantiene trabajando. El gusto por tocar, por hacerlo con otros, hacerlo en el escenariom, es una forma de vida que no todos pueden gozar, ya sea porque no quieren o porque no pueden. La vida del músico que se dedica a esto es en muchas maneras singular, a pesar de que en tu casa saques la basura como todos, o duermas como todos o veas la televisión, sencillamente hay algo que puedes y te gusta hacer.

Puede llamarse vanidad o egocentrismo, pero uno o bien ha nacido o se ha formado para esto. Supongo que todos aquellos que se realizan de alguna manera con la actividad creadora tienen un proceso similar y tienen esa pequeña culpa que motiva el aferrarse a su pasión. Muchos menospreciarán esta reflexión, pero me es imposible verlo de otra manera.

En fin, que esta actividad está llena de claroscuros, nada es bueno ni malo completamente. Hay cosas desagradables, pero la “realización” que se logra en cada concierto, en grabar un disco, en dar a conocer tu música, supera obviamente los incomodidades, de otra manera, si uno no lo piensa así, ya lo habría dejado, como muchos otros ya lo han hecho.

Permítanme dejarlos con esta nota de optimismo y mal consejo: Si te gusta el escenario, la música, esta actividad tanto como a un servidor, sigue, que nada se podrá comparar y trabaja y lucha por este sueño, que bien vale la pena.

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