13.11.09

La vulgarización de la memoria

Hace tiempo que veo en conciertos que los asistentes tienen ese extraño comportamiento que de alguna manera me intriga ya que definitivamente son una generación posterior a la mía. Es cierto que me cuesta trabajo entender el por qué esta audiencia, cuando el grupo o cantante o lo que sea en cuestión está en el escenario salen rápidamente los teléfonos celulares con esas pequeñas cámaras, que graban con una calidad deleznable, para captar en video aquel momento. Seguro el resultado es terrible, un video de muy poca calidad con un sonido muy malo (esos pequeños micrófonos de los celulares no hacen justicia con nada) y el movimiento de la imagen cuadriculada por la compresión digital, con cero estabilidad. Pregunto con justa razón, ¿para qué grabar eso?, ¿realmente en alguna otra ocasión ven eso de nuevo?, ¿lo comparten?, ¿alguien es capaz de entender lo que ahí quedó grabado?, ¿presumen con ello?
La verdad es que en mi manera de ver es preferible disfrutar de la interpretación, de la música, del ambiente del evento en vivo más que acabarse la mirada y el acto con una pantalla de 2 pulgadas en la cara mirando por el pequeño LCD lo que tan cerca está, lo que se pierden al preocuparse por tratar de encuadrar y registrar aquello que se pierden realmente.
Vulgarizar el recuerdo, llevarlo a un medio digital en lugar de vivir para tener esas imágenes y todo lo que rodea a la vivencia en la memoria, en la maravillosa memoria humana, más que en un pedazo de silicio y plástico y que al final es nada, ni imagen, ni memoria, ni regalo, ni un video útil en realidad.
Me retiro por ahora para seguir recordando grandes conciertos, presentaciones, imágenes que tengo y que puedo traer cuando quiera, que son cuadros completos más allá de lo que captó el pequeño lente y se ve en la pantallita de 2 pulgadas con un sonido que no deja saber si es música o el sonido de una bocina rota lo que se escucha.