13.3.07

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7.3.07

Roger Waters en México

Nuevamente inicio así:

Odio escucharme y parecer un viejo (lo soy pero no tanto) cascarrabias y envidioso. Estaba viendo la galería fotográfica de los "fanáticos de Roger Waters" en el periódico Reforma y aparte de esa envidia verde que me corroe aún por no haber podido ir al concierto, me encuentro con fotos en las que aparecen adolescentes y pubertos con cabellos largos y con camisetas de Pink Floyd listos para entrar a ver al gran Waters.

Dos consideraciones que tengo que hacer (quizá sean más). Conocí el nombre de Pink Floyd por quellos años de 1983 cuando un compañero en la primaria rayó en mi cuaderno tratando de imitar la tipografía del álbum "The Wall". Me gustó aquello y después era yo quien rayoneaba. Unos meses más tarde el novio de una tía vió esto y burlonamente me preguntó "¿sabes qué es eso?". Pongámoslo así, yo había cantado a Timbiriche en sus años infantiles y por lo tanto ignoraba completamente qué o quién era Pink Floyd; dije que no sabía y procedió a sacar de su maleta un disco de 12" (ah, viejos vinilos) y ponerlo en la tornamesa. La portada era negra, no tenía la tipografía que yo conocía y sólo tenía un triángulo que asemejaba un prisma descomponiendo la luz. Comenzó la canción, sonidos de monedas y una caja registradora y después una tonada en el bajo mágica, que me atrapó en el instante y que no pude dejar de escuchar. Sólo oí ese corte pero lo sabía, era ya un fan de Pink Floyd.

Tiempo después vi la película "The Wall" de Arthur Parker y me sumergí en dudas y reflexiones adolescentes acerca de la simbología de la cinta, las escenas, la lírica de las canciones y ví la película en formato Beta, que ahora si tenía en la portada la tipografía conocida, más de 20 veces.

El impacto de Pink Floyd fue tal que el deseo de hacer algo semejante me hizo llegar a ser músico una buena parte de mi vida (eso es algo de lo que después contaré algo). En algunas grabaciones que sobreviven, tanto de estudio como en vivo, después de pasados todos estos años las melodías y rítmicas que tocaba me recuerdan a Pink Floyd.

Retorno a esa etapa adolescete, cuando descubrí que había llegado tarde a Pink Floyd. Un año antes de nuestro encuentro Waters había dictaminado la muerte de la banda. De eso me enteré ya que era fan y lo lamenté tanto.. Pero recordemos que en esos años en México no había conciertos de grupos de rock, estaba vetado después del caso Queen. Por esa razón nunca extrañé ver un concierto de Pink Floyd ni lo soñé, estaba fuera de mi realidad y mi tiempo.

Lo anterior baste para decir que soy fanático desde hace años y aún así soy tardío en el asunto, por lo cual veo a los puberto vistiendo camisetas de Pink Floyd, formados sin saber que realmente no escucharían la maginifica guitarra de Gilmour, o la batería sentimental de Mason, sino otros músicos imitando aquella ejecución enlatada en las grabaciones de la banda hasta 1982 (comentan que Fletcher Memorial... fue una de las canciones más aplaudidas, del álbum Final Cut).

Al final lo que no acaba por convencerme es la pose de tener que disfrazarse de fanático y verstir camisetas de A Momentary Lapse of Reason de la banda sin siquiera saber que ese álbum fue repudiado por Waters debido a que él no participaba entonces en la banda (1991) y que había una batalla legal por el nombre. Es apose la he visto en conciertos tan distintos como Lila Downs (viva el traje oaxaqueño), KISS (faltaba más) y todos los demás donde lo obligatorio, según parece, es portar la camiseta para demostrar qué tan fanático se es de la banda en cuestión.

Odio, ahora sí, la pose (figurar le llaman otros). Porqué no ir como simples mortales a escuchar a alguien que se conoce, se desconoce, se admira o se tiene curiosidad si de eso se trata. Sé, no soy ingenuo, que estos son gritos y pataleos en el desierto, que no cambiará nada a partir de que diga esto en "voz alta", pero que no se diga que alguien no dijo algo.

El blog y el ego

De Fotos Carlos

Odio los blogs que comienzan con el tema "Porque escribo este blog", si al final esto de poner las ideas propias en un sitio donde más gente pueda leerlas no es más que un acto de vanidad extrema, el egocentrismo expresado en la pasarela electrónica.

Con esta advertencia diré que este, como cualquier otro blog no está pensado para "aumentar la inteligencia colectiva", "expresar mis ideas y sentimientos", sino sólo porque el espacio estáy mi ego me manda a escribir porque de vez en cuando me gusta leer lo que escribo.

Si continúan leyendo a estas alturas es cuestión de felicitarlos, yo ya no estaría leyendo, yo, como dicen los hermanos ibéricos, ya habría pasado de... Sin embargo les cuento que no todo está perdido, como dice Páez, sino que al menos les pondré alguna foto en los textos para que podamos además de leer al pesado este que escribe el blog, algunos "muñequitos" para entretenernos.

Una de las grandes ventajas de esto es que la posibilidad de comentar hace esto, idealmente, un diálogo. La verdad es que la experiencia muestra que al final sino un monólogo, se vuelve un diálogo solitario que puede ser muy aburrido. Al final el famosísimo "information overload" está presente y manda en este ambiente de internet.

Si alguno de ustedes conoce una mejor terapia para moderar el ego en las relaciones de "a deveras" (las que no son electrónicas) háganmelo saber y quizá deje de ocupar estos electrones reacomodados que son la modificación que hago del universo electrónico para dejar ver estas líneas de texto.

Esta odiosa introducción que ha sido lo que no quiso ser sirva para ser olvidada cuanto antes bajo el peso de ocurrencias a las que llego después de cavilar un rato.

Saludos